lunes, 16 de febrero de 2009

himno

Oyóse del Ipiranga en las márgenes plácidas
de un pueblo heróico el grito retumbante,
y el sol de la Libertad, con rayos fulgidos,
brillo en el cielo de la Patria en ese instante.

Si la seguridad de esa igualdad
conseguirnos conquistar con brazo fuerte,
en tu seno, oh, Libertad,
¡desafía nuestro pecho la propia muerte!

Oh, Patria amada,
idolatrada.
¡Salve! ¡Salve!

Brasil, un sueño intenso, un rayo vívido
de amor y de esperanza a la tierra desciende;
si en tu hermoso cielo, risueño y límpido,
la imagen del Crucero resplandece.

Gigante por la propia naturaleza,
eres bello, eres fuerte, impávido coloso
y tu futuro espeja esa grandeza.

Tierra adorada,
entre otras mil,
eres tú, Brasil,
¡Oh, Patria amada!

De los hijos de este suelo eres madre gentil,
Patria amada,
¡Brasil!

II
Acostado eternamente en cuna espléndida,
al son del mar y a la luz del cielo profundo,
fulguras, oh, Brasil, florón de América,
¡iluminado al sol del Nuevo Mundo!

Que la tierra más garrida
tus risueños, lindos campos tienen más flores;
nuestros bosques tienen más vida,
nuestra vida en tu seno más amores.

Oh, Patria amada,
idolatrada.
¡Salve! ¡Salve!

Brasil, de amor eterno sea símbolo
el labaro que ostentas estrellado,
y diga el verde laurel de este gallardete:
paz en el futuro y gloria en el pasado.

Mas, si yergues de la justicia la clava fuerte,
verás que un hijo tuyo no rehúye la lucha
ni teme, quien te adora, la propia muerte.

Tierra adorada,
Entre otras mil,
eres tú, Brasil,
¡Oh, Patria amada!

De los hijos de este suelo eres madre gentil.
Patria amada,
¡Brasil!

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